Productos biológicos: Una alternativa cada vez más obligatoria
Artículo escrito por Cristina Carro, periodista agroalimentaria
Artículo escrito por Cristina Carro, periodista agroalimentaria
Los cambios a los que el sector agrario se enfrenta en estos momentos son frenéticos. Cambios que van orientados en una dirección: producir alimentos de un modo sostenible. Un fin al que le están obligando a llegar las distintas administraciones y también un consumidor que muestra con ímpetu su inquietud sobre como es el método de producción que siguen los alimentos que hoy llenan su cesta de la compra.
Entre todas las estrategias con las que el agricultor puede contar para satisfacer estas premisas hay un punto clave: el suelo sobre el que se produce. Durante mucho tiempo apenas se prestaba atención a este detalle. Sobre él se aplica la semilla, los diversos tratamientos o se realizan las diferentes tareas agrícolas sin pararse a pensar en el estado que presentaba, en los nutrientes que tenía, y en las carencias que había que ir supliendo. Hoy esto está cambiando y son cada vez más los agricultores que antes de comenzar una nueva campaña analizan lo que ha ocurrido en el suelo durante los años anteriores y deciden el modo de actuación que seguirán en el presente.
Un ejemplo de este cambio es Corteva, empresa agrícola líder, que marca como prioridad en sus estrategia sostenible el desarrollo de herramientas eficientes, como BioEfiCiencia, un portfolio que comprende diversas soluciones para que los agricultores puedan abordar una fertilización inteligente completa.
El perfil del agricultor que sí dedica tiempo a analizar el estado del suelo responde al del profesional que se apoya en todas las herramientas que a su mano tiene disponibles. Para él es clave desvelar los secretos que el terreno sobre el que va a trabajar tiene. Estos datos, esta información le facilitará el conseguir que sus cultivos se acerquen al máximo potencial productivo que pueden tener.
Para llegar a este punto, el agricultor tiene margen de maniobra. La teoría es sencilla, lo difícil es actuar y pasar a la práctica. En este momento es clave apoyarse en la investigación que empresas como Corteva lideran y que llegan en forma de nuevos productos que poco a poco se van empleando y con los que se consigue un punto fundamental: cuidar el suelo, ser sostenibles medioambientalmente, y también alcanzar la rentabilidad económica. Este último punto es clave: sin rentabilidad todo carece de sentido.
El cambio es tan necesario como obligatorio y la conjugación de las herramientas es clave. Entre estas herramientas se encuentran las nuevas tecnologías, las variedades de semillas y el uso de tratamientos efectivos. En este último punto el agricultor tiene a su disposición materias activas que sí puede emplear, conjugados con los productos biológicos que poco a poco se están haciendo un hueco más grande en el mercado.
Antes de nada, hay que explicar que dentro de los productos biológicos agrícolas nos encontramos los bioplaguicidas, los bioestimulantes y los biofertilizantes. Estos tres grupos son herramientas que el profesional agrario tiene a su disposición, pero que por sí solos no son la solución.
Y es que aquí no hay fórmulas mágicas, aquí se trata de unir esfuerzos para que esta magia ‘surja’. Con su uso aumentará la eficiencia en la absorción de nutrientes y se reforzarán las defensas propias de la planta, pero hay que recalcar que por sí solos su eficacia será menor.
Para que cumplan su misión habrá que poner en práctica buenas prácticas agrícolas que comienzan estableciendo una buena rotación de cultivos, haciendo analíticas con las que comprobar el estado del suelo. Será necesario apoyarse en métodos digitales que nos faciliten la comprensión de todos los datos que hoy maneja el agricultor, y sobre todo será importante contar con un buen asesoramiento. Con este plan de trabajo bien establecido el empleo de productos biológicos bien aplicados será clave para conseguir maximizar las producciones de un modo sostenible y rentable.
Son muchos los productos bioestimulantes que se utilizan desde hace décadas, pero es cierto que gracias a los últimos estudios que se están realizando se están viendo los efectos positivos que tienen en las plantas siempre y cuando se planifiquen bien las aplicaciones.
Los bioestimulantes están compuestos por diversas sustancias y en sus formulaciones se puede encontrar extractos de algas o microorganismos, por ejemplo.
Hay que recalcar que su uso no sustituye la aplicación ni de herbicidas, ni de fertilizantes, pero que gracias a ellos sí se complementa su efectividad.
Con su uso se optimiza la nutrición y se ayuda a que la evolución del cultivo a lo largo de la campaña sea mejor. Además, le ayuda a defenderse mejor ante patógenos, con lo que su uso podría reducir la aplicación de fitosanitarios.
Su uso también podría aplicarse dentro de la agricultura ecológica pero aquí hay que tener en cuenta que el número de materias activas con las que complementar su efectividad se vería muy reducido.Otro punto importante de emplear productos biológicos se apoya en la escasa generación de residuos, un punto que cobra cada vez más sentido.
El uso de productos naturales no es algo nuevo. Son varias las décadas en las que su uso se ha ido imponiendo, lo que ocurre es que hoy gracias a la investigación su efectividad es mayor. Además, hoy se sabe el modo en el que actúan sus componentes y se saben las estrategias que hay que seguir para que su manejo incremente la fertilidad del suelo.
Periodista Agroalimentaria
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