Lana para dinamizar el mundo rural
Artículo escrito por la periodista agroalimentaria Estrella Yáñez
Artículo escrito por la periodista agroalimentaria Estrella Yáñez
La joven Natalia Escaño nos cuenta en detalle su proyecto “Lana Merimorena”, un juego de palabras aludiendo a la raza de las ovejas y a la zona donde se crían. Una iniciativa ideada para dinamizar el mundo rural, que le ha valido para establecer un sistema de trabajo completo, pues el objetivo es que desde la materia prima hasta la producción final se hagan íntegramente en este ámbito e, incluso, que sirva de reclamo para atraer a todo tipo de colectivos a la Sierra de Huelva.
La idea parte de Natalia Escaño y dos buenas amigas: Setefilla Buenavista y Beatriz Castilla y surge al tratar de dar solución a un problema: qué hacer con la lana de las ovejas tras la esquila del verano. Hasta ahora este material era tratado como un residuo y darle una salida suponía un coste más para los ganaderos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, integrada en la Cordillera de Sierra Morena. Sete, Bea y Natalia buscaron el modo de convertir esta carga en una oportunidad de negocio, pero no un negocio cualquiera, sino uno que implicara a diferentes colectivos del ámbito rural bajo la premisa de la economía circular. Cada año más de 250.000 kilos de lana se producen en la comarca, donde esta materia prima se quemaba, o arrinconaba y sólo en algunos casos se malvendía una parte para su exportación “sucia”- o sin tratar- a otros continentes.
Las jóvenes hablan de aprendizaje, formación y construcción colectiva como claves de su proyecto, que empezaron a compartir con asociaciones de mujeres del entorno con el propósito de abarcar desde la producción y transformación local, a través de fórmulas innovadoras, diversificando las opciones de empleo y fomentando el emprendimiento colectivo; hasta el fomento de su consumo en el propio territorio, así como explotar su potencial terapéutico, artístico e integrador.
“Lana Merimorena” arranca con la lana que los padres de Natalia le dan a ella y sus socias que, poco a poco, van recibiendo cada vez más volumen procedente de las pequeñas explotaciones ganaderas del entorno, minifundios que caracterizan la economía productiva de Cortegana y sus alrededores.
Natalia, es una joven inquieta y antes de vislumbrar el proyecto que le ha premiado Corteva, estuvo casi 10 años trabajando y estudiando en el extranjero. Al regresar a su tierra mantiene su afán por participar en el desarrollo económico de su entorno con la guía de apoyarse en las mujeres y trabajar para ellas, lo que le llevó a grabar el documental “Sembrando historias” que habla de las mujeres rurales en la sierra.
Con la meta de dar salida a los productos locales para poder generar puestos de trabajo y poner en valor los recursos más cercanos, comienza a funcionar “Lana Merimorena”, que ahora ofrece talleres formativos sobre el proceso de la lana, desde el vellón hasta el hilo o el fieltro, y encuentros de fin de semana que permiten una convivencia en torno a todo el sistema desde el tratamiento y procesado de la lana, hasta el trabajo con ella para tejerla y obtener los productos terminados. Actualmente “Lana Merimorena” está dando formación en la localidad de Rosal de la Frontera y recibe peticiones de otras entidades y asociaciones.
El sueño de Natalia, Bea y Sete es conseguir un espacio de transformación de la lana en la sierra, para poder pagar a los ganaderos locales un precio justo, pero aún carecen de solvencia económica para dar ese paso. “Lana ya ha conseguido un contrato con una empresa de Castilla-La Mancha que hará maquila con la lana que les aporten este año, alrededor de unos 500 kilos, y se la devolverá transformada en lana hilada, peinada y cardada. Este es el primer paso para tener productos con los que seguir creciendo y lo que puede permitir a las jóvenes emprendedoras pagar la lana el año que viene al máximo de sus proveedores y hacer realidad así su objetivo.
Son conscientes de que les queda mucho camino por andar hasta conseguir un lugar de uso general y autosuficiente; pero las tres socias rebosan fortaleza y determinación y aunque el proyecto precisa de financiación, están convencidas de en varios años caminará por sí solo. Con esta iniciativa Natalia participó en el programa TalentA, que impulsa Corteva junto a Fademur y resultó siendo una de las ganadoras de la 4ª Edición. El premio del programa TalentA es un empujón muy valioso, donde los proyectos finalistas obtienen formación, asesoramiento y visibilidad.
Si quieres formar parte de la 5ª Edición del Programa TalentA y dar un impulso a tu proyecto rural, puedes acceder e inscribirte en www.programatalenta.es
Periodista Agroalimentaria
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