“El sector agrario es uno de los pocos sectores que actúa como sumidero de CO2; la función fotosintética de las plantas consume CO2 y, por tanto, sirve para eliminar de la atmósfera toneladas de este elemento”, con esta afirmación el responsable del Departamento de Medio Ambiente de Cooperativas Agroalimentarias Castilla-La Mancha, Jacinto Tello, sostiene el compromiso de la agricultura con la sostenibilidad.
Compromiso que viene de atrás y que ha podido corroborarse con la evolución de unas técnicas agrícolas que han jugado a favor de esa contribución medioambiental. El agricultor de Villarmentero de Esgueva (Valladolid), Antonio Torres, afirma que el sector agrícola “es un gran desconocido y creo que ahí radica parte de la mala fama que se le atribuye injustamente en algunas ocasiones, porque el agricultor es el primer interesado en cuidar sus parcelas y su entorno; vive de ello y quiere seguir haciéndolo si se le permite en el futuro. Está claro que todo proceso de cambio y salida de tu zona de confort es un reto y una oportunidad, y en el sector estamos acostumbrados a ver la parte buena de las cosas; implementar nuevas técnicas siempre tiene un riesgo, pero el sector está muy profesionalizado y, además, cuenta con grandes técnicos y asesores que también pueden ayudar a ejecutar ese proceso hacia una mayor sostenibilidad”.
La aportación de la agricultura a la descarbonización
¿Pero qué prácticas agrícolas juegan en favor de la descarbonización? Dentro de la amplitud de este concepto, que incluye muchas facetas productivas, una de las más destacadas es el consumo de energía que, en los últimos tiempos, está experimentando un cambio considerable. Jacinto Tello sostiene que “las fuentes de energías renovables, sobre todo la fotovoltaica, está siendo una de las grandes protagonistas de esta evolución, porque muchas de las explotaciones agrícolas se están abasteciendo de este tipo de energía para su desarrollo, lo que contribuye de manera definitiva a evitar las emisiones procedentes de la producción de energía eléctrica”.
En este punto Tello subraya que “hay que tener en cuenta que la reducción de consumos en medios de producción contribuye, además de a la descarbonización, al aumento de la rentabilidad, por lo que la profesionalización de la agricultura, el aumento de la eficacia y la eficiencia contribuirá sin duda a mejorar las cifras en lo que a emisiones de gases de efecto invernadero se refiere”.
Además, el sector agrario cuenta, desde su origen, con la característica de ser circular, “toda la normativa que se ha desarrollado en los últimos años sobre economía circular la lleva aplicando el sector agro desde sus orígenes” Con estas evidencias, la vocación del sector agrario es la de tener el menor impacto medioambiental posible, primando la cultura y la filosofía del aprovechamiento que, además, a medida que la tecnología avanza, juega a su favor y permite desarrollar nuevas técnicas que mejoren los procesos y los lleven hacia una mayor circularidad.
Jacinto Tello menciona como ejemplo, “la mejora en la separación en origen de los restos orgánicos de los residuos sólidos urbanos permitirá elaborar abonos de mayor calidad para la producción agraria, que los aprovechará para obtener nuevas cosechas; y no debemos olvidar el aprovechamiento de los restos de poda, bien para cubiertas vegetales inertes o para actuar como estructurante en procesos de compostaje o para producción de energía en forma de biomasa, entre otros fines”.
Por tanto, son muchas las posibilidades que se plantean para que el sector agroalimentario siga realizando el papel de sumidero de carbono.
A juicio de Antonio Torres, “la técnica que más aumenta el secuestro de carbono en nuestros suelos es practicar una agricultura regenerativa, que engloba prácticas como la siembra directa, una rotación de cultivos y, por qué no, una agricultura de precisión y también digital”. Asimismo, subraya que “es preciso matizar que la tecnología no son solo cables y pantallas, sino que también la encontramos en abonos capaces de liberar nutrientes cuando la planta los necesita, evitando así sus pérdidas y aumentando su eficiencia”.
Pacto Verde
El Pacto Verde o Green Deal, herramienta lanzada por la Unión Europea que pretende luchar contra el Cambio Climático, fija unos objetivos muy ambiciosos con el horizonte puesto en el año 2030. Concretamente para el sector agroalimentario son, entre otros, la reducción de 50% del uso de plaguicidas químicos, y de un 50% del uso de plaguicidas peligrosos, así como de un 20% el uso de fertilizantes.
“Si tenemos en cuenta que una parte importante de la huella de carbono de la producción agraria proviene de la fabricación de los fertilizantes y fitosanitarios, asistiremos a una reducción considerable de las emisiones”, subraya Jacinto Tello.
Respecto a la Política Agraria Comunitaria (PAC), cada vez tiene unas implicaciones medioambientales más exigentes; Tello matiza que “ya no solo se paga la actividad productiva, sino también los servicios medioambientales que la agricultura presta a la sociedad, además de la función esencial de la producción de alimentos”.
Por su parte Antonio Torres afirma que “sin duda la PAC 2023/2027 está dando y dará mucho que hablar”; en este sentido asegura estar “a favor” de muchas de las técnicas que se han convertido en obligatorias en este periodo, “pues ya lo aplicamos, técnicas como la rotación, que ya lo hacían nuestros abuelos antes de que nos lo impusiesen desde Bruselas; sin embargo, es preciso dar soluciones y ser más flexibles en zonas donde no se realiza o no se da la siembra directa”.
El agricultor afirma que el sector agro no es un sector “encorsetado, con porcentajes y fechas; en el campo dos más dos no son cuatro, cada zona es diferente y no podemos tener el mismo texto normativo con lo heterogénea que es la agricultura y los terrenos de nuestro país”.
Compromiso medioambiental
Lo que es evidente es el compromiso y el trabajo del sector agrario con el Medio Ambiente, “es hora de que se reconozca el esfuerzo del sector en mejorar día a día su desempeño medioambiental y la gran labor social que se desarrolla para mantener a la población abastecida de alimentos, en las mejores condiciones sanitarias a un precio razonable y, además, cuidando del entorno en el que se producen”, subraya Jacinto Tello.
Antonio Torres finaliza comentando que “debemos seguir teniendo el foco en producir, pues cuanta más capacidad fotosintética tengan nuestros cultivos más carbono absorben, y debemos de intentar buscar el equilibrio entre técnicas y normativa, pues no puede ser de otra manera”.