En este sentido, hay un factor presente en la mayoría de las parcelas que condiciona el uso de la tecnología y maquinaria existentes: la variabilidad. En la agricultura tradicional, la variabilidad se gestionaba mediante la subdivisión en parcelas de características homogéneas o bien tratando de forma uniforme todo el terreno, normalmente con decisiones basadas en la experiencia o la intuición. La irrupción de las tecnologías y herramientas digitales en el ámbito de la agricultura genera la oportunidad de implementar estrategias de manejo variable basadas en la agricultura de precisión. Todo ello con el objetivo de maximizar el rendimiento y calidad de las cosechas, optimizar la siembra, ajustar el riego o mejorar la aplicación de insumos y así generar decisiones rentables a lo largo de toda la campaña mediante el uso de herramientas adecuadas.
Una buena cosecha comienza con una buena semilla
En agricultura un factor esencial para lograr una cosecha rentable es contar con semillas de alta calidad, con capacidad para germinar y dar lugar a una planta sana. Y es que gracias a la innovación e investigación que hay detrás de cada semilla, disponemos de alimentos de gran calidad y resistentes a las plagas.
Con un riguroso sistema de ensayos de variedades e híbridos en multitud de localizaciones, se recogen grandes cantidades de datos que son empleados en la mejora del cultivo. En este sentido, solo en Europa, se registraron más de 3.500 variedades de semillas y plantas en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (OCVV) en 2019. Semillas inteligentes, que incorporan la última tecnología en tratamientos insecticidas, fungicidas, repelentes, etc. En Corteva contamos con LumiGEN™ de Pioneer®, una tecnología de última generación que aporta protección integral al cultivo de maíz, girasol y colza. Se trata de una tecnología de precisión aplicada a la semilla que permite una protección sin precedentes, facilitando que los híbridos expresen su máximo potencial genético.
Tecnologías únicas para sacar el mejor rendimiento en cada etapa de tu cultivo
En este contexto, la tecnología juega un papel clave para obtener información derivada del seguimiento del cultivo, desde su inicio hasta su fin, y constituye el punto de partida en las estrategias de digitalización y de trazabilidad. En este punto, la utilización de imágenes por satélite o plataformas como los drones, combinadas con las observaciones en campo por parte de los técnicos agrícolas, son unas potentes herramientas de diagnóstico que abren la puerta a la agricultura de precisión.
Las innovaciones en materia de tecnologías de la información y comunicación para la agricultura, y el uso de la electrónica más avanzada en la maquinaria agrícola que han tenido lugar en la última década, han posibilitado que las tecnologías de distribución variable (también llamada VRT por sus siglas en inglés) estén más presentes que nunca en nuestros campos. Tractores con pantallas controladoras y sistemas GPS con precisión centimétrica, con capacidad para aplicar un producto fitosanitario determinado con diferente intensidad según la zona, son cada vez más frecuentes y seguirán ocupando las listas de los más vendidos en los próximos años.
En este sentido, durante todo el proceso del cultivo, la agricultura digital se basa en información georreferenciada para conocer dónde existe un problema (diagnóstico) y cuando/cómo tratarlo (prescripción). En las fases en las que el cultivo está establecido y se realizan los tratamientos de protección del cultivo para una mayor sanidad vegetal o la fertilización, los mapas de prescripción juegan un papel fundamental. La elaboración de un mapa de prescripción implica poner en juego multitud de capas de información sobre la parcela en cuestión. Algunas de ellas son evidentes, como el estado del cultivo y su evolución temporal mediante imágenes de satélite, rendimientos históricos y el estado del suelo, mientras que otras pueden provenir de datos económicos, mapas de proteína del cultivo medido con sistemas NIR o de un agregado de datos más complejo.
Y, por último, durante la cosecha nos encontramos con una de las tareas que más información aporta, y que permite establecer comparativas entre años y comprobar si se está haciendo una gestión eficiente de las parcelas. Hablamos de la monitorización del rendimiento. La cuantificación del volumen de cosecha por unidad de superficie es posible gracias a monitores de rendimiento instalados en las cosechadoras que miden y almacenan la información georreferenciada extraíble en forma de mapas. Además, ayudan a la delimitación de zonas de manejo homogéneo dentro de la parcela y el establecimiento de dosis adecuadas en los futuros tratamientos.
El papel de la estrategia agronómica y la eficacia de la sostenibilidad en términos de rentabilidad
La implementación de diferentes estrategias de manejo de la prescripción es un punto fundamental en la agricultura de precisión. Ante una misma zonificación, se pueden establecer diferentes enfoques para tareas como el abonado o aplicaciones de protección de cultivos. Dependerá del criterio agronómico del productor/asesor. En todo este proceso, no podemos dejar de lado la sostenibilidad y la protección medioambiental, elementos que también se ven influidos por la digitalización y nuevas tecnologías de las que hablamos, ya que permiten optimizar el uso de recursos naturales en las plantaciones, abastecer a la sociedad al mismo tiempo y hacer una agricultura más sostenible y rentable tanto para el consumidor como para agricultor.
Como se ha demostrado en multitud de casos, la agricultura digital resulta más productiva y respetuosa con el medio ambiente a medio y largo plazo, ya que hace posible un equilibrio de los ecosistemas agrícolas y un incremento de su sostenibilidad, lo que aumenta su rentabilidad, calidad y capacidad de explotación en el tiempo.