Los drones de Baltor no están orientados a sustituir la maquinaria agrícola tradicional, sino que aportan ventajas que les pueden convertir en un complemento muy útil para los profesionales del sector. “Gracias a la utilización del dron podemos acceder a cultivos más altos, además de reducir la cantidad de caldo que se utiliza sobre el cultivo. También evitamos dañar la tierra ya que el acceso se hace por el aire y así los daños de las ruedas de la maquinaria son inexistentes”, explica Miguel Ángel.
Otra de las ventajas que aporta el uso de drones es la precisión. Gracias a la funcionalidad del GPS logran tratamientos localizados sobre el cultivo a menos de dos metros de altura y mejoran de esta manera la dispersión de los métodos tradicionales reduciendo la deriva. Además, la efectividad es igual para todo tipo de cultivos y se puede operar en cualquier tipo terreno como valles, laderas, o incluso terrenos encharcados inaccesibles para la maquinaria.
El trabajo de evangelización no ha sido fácil. Los asesores de Baltor explican que no pretenden sustituir ningún medio actual con este proyecto y que, aunque a veces en el medio rural es difícil implementar el uso de las nuevas tecnologías, han logrado romper esa barrera a través de demostraciones in situ con los agricultores, las cooperativas y las empresas de distribución. “De esta manera pueden comprobar la eficacia del uso de los drones sobre el terreno. Desde cómo se carga el producto y cómo planificamos la operación, hasta la demostración de cómo caen las gotas a la hoja del cultivo”, apunta Rubén.
A pesar de que la empresa ya cuenta con cierta estabilidad, reconocen que aún hay trabas que les dificultan su trabajo diario. La normativa sobre el uso de drones aún no está regulada para su uso en la agricultura, y por ello continuamente deben solicitar permisos para la ejecución de esos vuelos como si se tratase del vuelo de una avioneta. Desde Baltor anhelan que la modificación de esa regulación sea próxima en el tiempo.