España fue en tiempos una gran potencia productora de almendra, pero el liderazgo mundial lo tiene actualmente California, donde se ubica la entidad de referencia mundial Almond Board. Estados Unidos concentra el 80% de la producción mundial de almendra, que se calculó en 1.684.395 toneladas (t) en 2020. Y más allá, Australia es otro gran productor con en torno al 7% mundial. Estos tres países generan claramente más del 80% de la cosecha mundial.
Hoy en España producimos menos almendra de la que consumimos, paradójicamente, y ahí se encuentra una oportunidad. En almendro fue relegado a zonas marginales en muchos casos y hoy se puede ver en fincas mecanizadas y con agua.
Son cuatro las principales causas que están impulsando el renacer de estos cultivos, centrados fundamentalmente en almendro y pistacho. Por un lado, la falta de rentabilidad de los campos -principalmente de cereal- está haciendo que muchas explotaciones diversifiquen hacia frutos secos, sobre todo en zonas donde se tiene acceso al regadío. A ello se unen las cotizaciones de este tipo de producciones que en los últimos tiempos han venido siendo más rentables que otros cultivos. Precisamente estas plantaciones de frutos secos han estado permitiendo que se dejen de plantar más olivos. En tercer lugar el alto grado de mecanización que se ha implantado con el desarrollo de nuevas técnicas y maquinarias, algo fundamental para abaratar costes. Por último, las investigaciones en nuevas variedades tardías, más resilientes y productivas están haciendo que prosperen estos árboles en latitudes y lugares inapropiados, también impulsados por las condiciones climatológicas de menos frío.
Almendrave (Spanish Almond Board) cifraba la superficie española dedicada al almendro en 718.000 hectáreas -527.000 en 2014- en un reciente recuento. También se apuntaba que el regadío -que puede producir hasta siete veces más que el secano, va camino de representar la mitad de la superficie; y se calculó que el 25% está en producción ecológica y que la quinta parte de lo plantado aún no ha entrado en producción. Sin embargo, el avellano ha retrocedido de 33.000 a 13.000 has. La producción este año puede rondar las 110.000 toneladas (t) de almendra grano, pero en los próximos años puede alcanzar las 180.000 toneladas.
Según datos de Cooperativas Agroalimentarias de España, Andalucía lidera la producción nacional de almendra, seguida de otras regiones como Castilla-La Mancha, Aragón, Comunidad Valenciana y Murcia. En estos datos influyen mucho los condicionantes meteorológicos. En cuanto a superficie, sigue destacando la mitad sur peninsular.
Si nos referimos a la demanda nacional, los frutos secos tienen un importante uso en la industria agroalimentaria. Centrándonos en el hogar, según el Informe de Consumo Alimentario en España 2020 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la evolución ha sido favorable en el último año con crecimientos cercanos al 20%. Los frutos secos suponen 0,55% del volumen de compra pero el 1,66% del gasto, con una media de 28,45€/per cápita, cercano por ejemplo a un producto tan común en los hogares como el aceite de oliva. En hogares se consumen más nueces, seguidas de cacahuetes, almendras y pistachos. Los frutos secos tienen un valor bruto de 1.315 millones de euros y 176.265 toneladas. Las perspectivas son de aumento de la demanda, ayudado por unas propiedades saludables que el consumidor valora cada día más. Y este consumo va en aumento porque en los hogares hay posibilidades de incrementar la ingesta por persona de 220 gramos de pistacho, 80 de avellana, 280 de almendra o 700 de nuez. 3,81 kilos en total de frutos secos según este estudio, que también apunta que el valor medio de todos estuvo en 7,46€/kg. En cuanto al perfil de consumidor, está representados por adultos, parejas con hijos y todas las clases sociales.
Un sector en alza con vistas a futuro
Se puede decir que esta apuesta por los frutos secos es claramente decidida. Hay que pensar que se trata de árboles que pueden tardar años en dar su primera cosecha, caso del pistacho, a lo que se puede unir las peculiaridades en su cultivo, tratamiento y conservación.
También hay que referirse a la evolución que está teniendo el sector en los últimos años. El sistema de ayudas a través de organizaciones de productores de frutas y hortalizas (OPFH) está permitiendo recabar ayudas que están transformando el sector desde el primer eslabón hasta una industria agroalimentaria con proyectos de búsqueda de valor añadido a través de nuevos productos y usos para el consumidor que podemos ver en los lineales; por ejemplo, los laminados o almendra en trozos van a evolucionar hacia nuevas presentaciones con muchas posibilidades.
La investigación del sector tiene varias líneas que seguro que van a continuar a futuros: superación de problemas propios del fruto seco, como por ejemplo la almendra amarga; mejoras agronómicas (variedades, resistencia a las inclemencias meteorológicas, mecanización…); y puesta en valor de las propiedades saludables.
En cuanto a la organización de la producción es cierto que el peso del cooperativismo es menor que en otros sectores, pero también existen entidades asociativas consolidadas y dedicadas tradicionalmente a los frutos secos, a las que se unen nuevas iniciativas cada vez con más peso y que están avanzando en la cadena de valor.
Como conclusión, dos árboles principalmente compiten en las nuevas plantaciones, el olivo y el almendro, y de su perspectiva de rentabilidad dependerá su evolución. Los últimos tiempos de cotizaciones bajas en este fruto seco pueden ralentizar su renacimiento. Pese a ello, España puede consolidar su segunda posición en el mercado mundial, tras el gigante Estados Unidos.