4- Economía circular
La Agricultura Circular se basa en buscar un equilibrio en tres ámbitos: económico, social y medioambiental y su clave está relacionada con las 3R: Reducir, Reciclar y Reutilizar.
La economía circular en la Agricultura busca reducir residuos y gastos reciclando y reutilizando los restos de los cultivos producidos y convirtiéndolos en la medida de lo posible en algo de utilidad que realimente otros procesos o producciones y suponga un ahorro de agua y energía.
En la actualidad hay muchos ejemplos que ilustran esta tendencia. Por ejemplo, los desechos de las aceitunas, principalmente su hueso, puede utilizarse como sustitutivo del plástico para la producción de muebles, juguetes, césped artificial, etc, pero también los subproductos de la industria del aceite de oliva se emplean para fabricar cosmética o incluso energía.
Existe además un consumidor creciente que busca saber de dónde proceden y cómo se elaboran los alimentos que consumen o incluso opta por la agricultura ecológica.
5- Biotecnología y edición genética
Según el informe anual de la FAO de 2023, las plagas y enfermedades generan alrededor de un 40% de pérdidas anuales en productividad de las cosechas a nivel mundial.
En un contexto tan difícil y cambiante, una de las tendencias más importantes que marcará el futuro de la Agricultura es la de la Biotecnología. Las técnicas de edición genética mejoran las plantas al introducir cambios específicos en su ADN, se utilizan para crear cultivos más resistentes a plagas, sequía, y que requieran menos fertilizantes químicos y pesticidas. También pueden contribuir a reducir el desperdicio alimentario gracias a productos vegetales con mayor vida útil o con capacidad de producir alimentos con un perfil nutricional mejorado.
Actualmente el Parlamento Europeo está en fase de negociación con los Gobiernos de una nueva normativa, propuesta por la Comisión Europea en julio de 2023, sobre plantas producidas mediante las nuevas técnicas genómicas (NTG). Con ellas, no se utiliza material genético extraño de una especie que no pueda cruzarse de forma natural, pero sin embargo, no pueden utilizarse en la producción ecológica y sus semillas tendrían que estar claramente etiquetadas.
Con estas cinco tendencias se cambiará la realidad de la agricultura, sin embargo, para su buena implementación es necesario avanzar en algunos aspectos. Mejorar las competencias de los agricultores, fomentar el relevo generacional, encontrar la correcta relación beneficio-coste, especialmente para los pequeños agricultores, solucionar la falta de conectividad de algunas zonas rurales y la lucha contra el cambio climático.
El agricultor del futuro deberá ser un “Agrónomo 360”, un profesional que “no sólo deberá tener un profundo conocimiento técnico y científico, sino también habilidades en gestión, tecnología de la información, y sostenibilidad ambiental”, asegura el catedrático Manuel Pérez.
La inversión inicial para implementar estas nuevas tendencias es, en algunos casos, elevada y algunas prácticas, como la agricultura regenerativa, implican una pérdida de productividad inicial hasta que se consiguen los resultados.
Por tanto, explica Pérez, “no sólo se trata de que la tecnología necesaria esté disponible (reducción de la brecha digital), sino de incorporar la tecnología a la cotidianeidad de las labores a desarrollar en el sector agroalimentario, forestal y el medio rural (reducción de la brecha de adopción)”.
La Unión Europea (UE) es uno de los mayores productores de alimentos a nivel mundial y su influencia es clave. Por lo tanto, una política agrícola europea adaptada a los nuevos retos y a un desarrollo tecnológico más sostenible harán que la Agricultura del futuro de un paso adelante.