Blog •  17.11.2022

La nueva agricultura: el arte de manejar tiempo y clima

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La nueva agricultura, manejar tiempo y clima

Artículo escrito por Jesús López Colmenarejo, periodista agroalimentario

  • Desde los inicios la producción agraria ha ido “jugando” con diferentes estrategias y herramientas para sortear este problema. Las horas de luz y la temperatura son factores fundamentales que pueden marcar una diferencia de un mes en la recogida de cosechas como el caso del Tempranillo en la zona de La Mancha o El Duero.
  • En ocasiones llegar el primero al mercado o abastecer al consumidor durante más tiempo es fundamental para el agricultor y dar salida a su cosecha, en estos casos el tiempo de recolección es flexible y aquí tenemos dos ejemplos.

Decía Miguel Delibes que “Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Y no le faltaba razón, ya que, aunque han pasado más de 10.000 años desde que el ser humano descubriera la agricultura, seguimos temiendo y sufriendo las inclemencias del clima sobre nuestros campos. Las temperaturas extremas son, por ejemplo, uno de los grandes problemas para el crecimiento de los cultivos agrícolas y los rendimientos de las cosechas. Ellas son, en gran medida, las culpables de daños en plántulas, flores o frutos, según el estado fenológico en el que se encuentre la planta cuando ocurren.

El efecto del frío es especialmente dramático para los cultivos no leñosos ya que las temperaturas bajo cero (y la consiguiente congelación del agua) provocan fácilmente la muerte de las plantas. Quizás por esa razón, desde siempre, la producción agraria ha ido “jugando” con diferentes estrategias y herramientas para sortear este problema: variedades adaptadas, cultivos con ciclos de producción cortos y largos, tecnologías de protección contra heladas, modificación de los momentos de plantación… pero lamentablemente aún no se ha descubierto esa bola de cristal que nos haga saber cuál es el equilibrio perfecto que consiga que todo vaya bien con las temperaturas durante el ciclo de vida de un cultivo para llevar a término de forma idónea la cosecha.

Uno de los momentos clave para la planta (y por supuesto para el agricultor, porque ahí recibe el fruto de meses de trabajo) es la recolección. En el caso del sector del vino se ve claramente cómo los agricultores adaptan “sus tiempos” al clima. La vendimia, para una misma variedad de uva e independientemente de las condiciones climatológicas de un año en concreto o el tipo de vino que se quiera producir, tiene varias semanas de desfase entre la zona sur y la Norte de España. “El tempranillo, por ejemplo, se recoge en La Mancha semanas antes que, en la zona del Duero, por una simple cuestión de diferencia térmica y horas de luz.  También es cierto que debido al cambio climático las fechas de inicio se están adelantando en días y semanas tal y como avanzan los años, pero esta diferencia entre una zona geográfica y otra se mantiene en cierta medida” comenta Antonio Morata, Catedrático de Tecnología de Alimentos de la ETSIAAB.

Porque la fecha de recolección es un dato bastante estándar que se usa para alcanzar frutos con el grado óptimo de maduración, lo que implica mejores rendimientos. Pero no siempre el rendimiento es la variable más importante para la economía del agricultor, y también hay quién juega con los tiempos para conseguir ventajas competitivas.

Llegar el primero al mercado o abastecer al consumidor durante más tiempo… el tiempo agrario es flexible y aquí tenemos dos ejemplos.

Adelantar la producción para diferenciarse

En la campaña 2008 Pedro Gallardo, agricultor de la provincia de Cádiz decidió, tal y como había hecho su abuelo con la remolacha, adelantar la siembra del girasol “Decidimos llevarla a cabo a finales de enero, cuando la versión tradicional del cultivo se inicia en su zona a mediados de marzo”.

El riesgo de esta práctica era evidente ya que expone más a las plantas de girasol recién nacidas a las bajas temperaturas del invierno, pero, por otra parte, Pedro esperaba obtener varios beneficios que decantaran a su favor la estrategia.

Si todo va bien, sembrando antes las plantas aprovechan mejor las lluvias de primavera, ya que cuando llegara el calor ya estarán suficientemente desarrolladas, y gracias a su larga raíz los girasoles podrán acceder a capas más bajas del suelo en busca de agua. Esto permite a la planta tener más vigor y capacidad de adaptarse a momentos de estrés hídrico con mayor facilidad”.

Además, esta estrategia tendría a priori otra ventaja: la cosecha podría estar dos meses antes en el mercado y si no hay sobresaltos térmicos, Pedro consigue adelantarse al resto de agricultores y tener acceso a mejores precios. Quién golpea primero, golpea dos veces, dicen.

Cebollas al mercado durante más tiempo

Pablo Arévalo es el director técnico de Aredo Fresh, una empresa familiar especializada en el cultivo de cebollas. Sus zonas de cultivo tradicionales están en las provincias de Ciudad Real y Toledo, pero en los últimos años han sumado fincas en la ribera del Arlanza, en Burgos.

Además de una mayor disponibilidad de agua, en Burgos recogemos las cebollas más tarde y la conservación nos permite así llegar a febrero o marzo sin aporte de energía. Trabajamos con cadenas de supermercados a las que queremos abastecer con producto nacional, y esta es la forma de conseguirlo, una forma que nos permite alargar el abastecimiento un mes más como mínimo

Además, ellos se ven limitados en este suministro por temas de calidad “No añadimos sustancias retardantes de la germinación porque muchos de nuestros clientes así lo exigen. Los productores holandeses sí las utilizan y con el tiempo de recogida posterior debido a latitudes superiores y estas sustancias, llegan hasta agosto con cebolla

También comenta Pablo que no sólo utilizan el efecto del clima en la recolección, sino también mediante variedades diferentes “En Castilla La Mancha estamos ya adaptando variedades extra tempranas que antes solían hacerse únicamente en Andalucía y Levante. Aquí, paradójicamente, el cambio climático está soplando a favor. Eso sí, su conservación es muy corta, se recogen en mayo y pueden conservarse hasta junio”.

La Firma Invitada

Lluis Amengual

Jesús Lopez Colmenarejo

Periodista Agroalimentario

CortevaTalks

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