Una de las principales funciones de la sanidad vegetal es proteger los cultivos de plagas y enfermedades. Las plagas, como los insectos y las malas hierbas, junto con enfermedades causadas por microorganismos como virus, bacterias y hongos, pueden reducir significativamente los rendimientos agrícolas y afectar la calidad de los productos. El control efectivo de estos problemas no solo incrementa la productividad, sino que también reduce las pérdidas económicas para los agricultores.
La introducción de plagas exóticas es un desafío constante debido al comercio global. Estas plagas pueden establecerse rápidamente en nuevos ambientes, donde no tienen enemigos naturales, y causar estragos en las cosechas locales. Por lo tanto, la sanidad vegetal se enfoca en la prevención, la detección temprana y el control de estas amenazas mediante prácticas fitosanitarias y el uso de productos fitosanitarios de nueva generación que son menos dañinos para el medio ambiente.
Control de Malas Hierbas
Las malas hierbas compiten con los cultivos por recursos como el agua, la luz y los nutrientes. Mercedes Verdeguer, ingeniera agrónoma y profesora en la Universitat Politècnica de València, menciona que "la sanidad vegetal es la herramienta que nos va a permitir el control de esas plagas". Verdeguer resalta el desafío de controlar especies invasoras como el Amaranthus palmeri, que ha comenzado a establecerse en España a través de Lleida debido al cambio climático. El control de malas hierbas no solo implica el uso de herbicidas, sino también el desarrollo de soluciones biológicas y prácticas agroecológicas. Verdeguer admite que "se está dedicando financiación para todas estas cosas", pero subraya lo que cuesta "el desarrollo de soluciones biológicas", además del tiempo y esfuerzo que requiere. Esto destaca la necesidad de invertir en investigación y desarrollo para encontrar métodos sostenibles de control de malas hierbas.
Adaptación al cambio climático
El cambio climático está transformando los patrones climáticos globales, alterando la distribución y el comportamiento de las plagas y enfermedades. Estas alteraciones representan un desafío adicional para la sanidad vegetal, que debe adaptarse para manejar los cambios en las condiciones ambientales. Las plagas pueden expandirse a nuevas áreas donde anteriormente no podían sobrevivir, lo que requiere un enfoque proactivo en la gestión de plagas. Mediante el uso de la biotecnología y la selección genética, se están desarrollando variedades de cultivos que pueden resistir mejor las condiciones climáticas extremas y las infestaciones, asegurando así una producción más estable y segura.
Promoción de Prácticas Agrícolas Sostenibles
La sanidad vegetal es esencial para el desarrollo de prácticas agrícolas que promuevan métodos de control más sostenibles. Las estrategias de manejo integrado de plagas (MIP) combinan métodos biológicos, culturales y químicos para controlar las plagas de manera más eficaz y sostenible. “Vivimos un nuevo paradigma: el agricultor dispone de productos terapéuticos de menor eficacia y en menor variedad. Por eso, prevenir y controlar plagas y enfermedades debe ser un eje prioritario en el diseño de las explotaciones agrarias. Habrá que tener en cuenta diferentes variables agronómicas, como fechas y densidad de siembra, elección de variedades o qué tipos de poda son idóneos para cada cultivo. Cada una de estas variables va a tener una influencia determinante en la mayor o menor proliferación de plagas y enfermedades”, asegura Antoni Vicent.
Innovación y tecnología en la sanidad vegetal
La tecnología es fundamental en la modernización de la sanidad vegetal. Las innovaciones tecnológicas, como los sistemas de información geográfica (SIG), la teledetección y la inteligencia artificial, permiten una monitorización más precisa y una gestión eficiente de los recursos. Estas herramientas ayudan a los agricultores a detectar y responder rápidamente a las amenazas antes de que se conviertan en problemas graves.
Además, el uso de drones y sensores en los campos agrícolas permite la recopilación de datos en tiempo real, lo que mejora la capacidad de los agricultores para tomar decisiones informadas sobre el manejo de plagas y la salud de los cultivos. Estas tecnologías no solo aumentan la eficiencia, sino que también contribuyen a optimizar el uso de insumos y mejorar la sostenibilidad general de las explotaciones agrícolas.
Desafíos y oportunidades futuras
A pesar de los avances en la sanidad vegetal, todavía existen desafíos significativos que deben abordarse. La resistencia de las plagas, la globalización y el cambio climático seguirán facilitando la introducción de nuevas plagas y enfermedades.
Sin embargo, estos desafíos también presentan oportunidades para la innovación y la colaboración internacional. La investigación continua y el intercambio de conocimientos entre países son fundamentales para desarrollar soluciones efectivas que puedan ser aplicadas globalmente.